++The Royal Meeting++ [Priv. Mephisto]

Nunca le había gustado entrar por la puerta... quizá el hecho de que tuviese un tanto de espíritu influyese a la hora de elegir traspasar cualquier objeto sólido antes que abrirlo para pasar, no estaba muy segura de ello... pero era un hecho que había llegado a aquel lugar volando, sola, y había atravesado con facilidad todas las barreras que Samael había colocado alrededor de su adorada academia. Podía ser más poderoso que ella gracias a su Don del Tiempo y el Espacio... pero en lo que respectaba a magia genérica nadie era capaz de ganarle a ella. Entrar en aquel lugar había sido tan "simple" como "ser" una humana completa durante apenas medio segundo que le costó atravesar la barrera, para volver a ser ella misma un paso más adelante.

Había elegido ir de incógnito... al menos en el trayecto de llegada, ya que no quería que se levantase un revuelo de saberse que la misteriosa exorcista Pandora se encontraba allí, por lo que sin más había adoptado la forma de un pequeño cuervo blanco y había alzado el vuelo rumbo al gran edificio que constituía el grueso de la academia de su "hermano".
En el camino, sus ojos azules habían contemplado la gran cantidad de alumnos... y poder espiritual que se reunía en aquel lugar, y se había relamido mentalmente ante semejante "festín"... pero como era una dama había seguido su camino sin hacer caso de las tentaciones; después de todo no había ido allí para comer magia de humanos...

No le había resultado muy difícil seguir el rastro arcano que dejaba la persona a la que buscaba, pero antes que entrar dentro del edificio, Azazel había elegido esperarlo fuera.
Así, el cuervo descendió hasta esconderse entre unos arbustos... y cuando estos se agitaron, de entre ellos salió una hermosa mujer de negros cabellos y bellos ojos violáceos que fue recibida con curiosas y fascinadas miradas por parte de los alumnos de la academia que había por allí cerca.
Con una tranquila y amable media sonrisa dibujada en su rostro, la mujer se dirigió a la fuente que se encontraba en el centro de aquella amplia plazoleta y se sentó en el borde, cubriéndose en todo momento con su paraguas de estilo japonés como si en vez de hacer un sol esplendoroso estuviese lloviendo a mares y se recolocó su elegante kimono, discretamente y durante apenas medio segundo elevando su poder espiritual para que aquél que, sabía, reconocería aquel frío estando tan cerca como estaba, fuese a encontrarse con ella por fin.

Volviendo a parecer humana tras aquel brevísimo instante, Azazel cerró los ojos y aguardó en silencio y con una postura perfecta como una elegante muñeca... a que su "viejo amigo" dejase lo que fuere que estuviese haciendo para ir corriendo a ver que la Reina de los Espíritus no estuviese haciendo nada peligroso...
- Buenas tardes, querido... hace un día espléndido, ¿no crees? -le saludó sin abrir los ojos cuando sintió su presencia cercana para acto seguido alzar su rostro hacia él y por fin mirarlo- Ha pasado mucho tiempo, Samael... ¿o aquí debería llamarte "Mephisto"? -su media sonrisa no reveló lo que sus ligeramente entornados ojos sí. Una burla implícita... y un destello de curiosidad reprimida.

Y yo que creía sería un día tranquilo…. Me encontraba en la oficina descansando plácidamente sobre la silla giratoria detrás del escritorio mientras me perdía en la inmensidad de la Academia asomándose por la ventana, pensaba en los estudiantes pero principalmente había algo que en ese momento me mantenía ocupado, realmente pocas cosas son las que logran capar mi atención fuera de los propios intereses, cosas a las que no considero importantes pero que no por eso debía descuidar. La ventaja de ser yo es que mis ojos y oídos no tienen fronteras, no hay nada en la Academia que me pase desapercibido, todo lo que ocurre por mínimo que sea, tengan por seguro que se de ello.

-Justo a tiempo- la barrera había sido traspasada era momento para actuar como anfitrión, o al menos daría la impresión de serlo, tomé del bolsillo interno del saco mi teléfono celular, marque algunos números y le cerré de golpe para devolverlo a su lugar seguido me puse de  píe para encontrarme con el “invasor”  no había necesidad de  alistarme siendo un demonio tan carismático siempre estoy presentable, me dirigí a la puerta sin embargo no sin antes asumir una forma mucho mas humilde, el Director no acostumbra pasearse por los pasillos de su Academia mucho menos se le ve afuera de la oficina al menos no en su forma “humana”.
Un parpadeo fue suficiente siendo algo tan natural me convertí en un pequeño perro albino que mantenía el encanto de mi persona, con un pañuelo a lunares decorado con el broche símbolo de los exorcistas simplemente era el disfraz perfecto, salí de la oficina y comencé a recorrer los pasillo con la mayor naturalidad que mi naturaleza canina permitía. ¿Quién vería extraño a un pequeño perro? Tal vez pensarían…es alguna mascota de la Academia.

Un par de minutos llegué a mi objetivo, la entrada era el lugar menos concurrido, todos los alumnos debieran estar en sus respectivas clases o eso quiero pensar, solo algún otro estudiante perdido merodeaba por la explanada, no tenía tiempo para reprenderles había alguien esperándome, alguien que reconocería en cualquier lugar y circunstancia una mujer que ´le hacía honor a su reputación, un miembro respetado entre los exorcistas… emití un gruñido divertido ante mis propias palabras de las cuales creía solo la mitad de lo externado ..¿Quien dice que no soy todo un caballero?

Al fin estaba en mi campo visual no había necesidad de seguir escondiéndome además era el momento idóneo  al no haber estudiantes cercanos, deje la forma animal de la manera que solo yo podía hacerlo entre una aparatosa nube de humo descubrí mi verdadera apariencia entre galantes ademanes y poses heroicas hice una entrada triunfal.

-Todos los días son esplendidos cuando se me ve- respondí con una divertida y amplia sonrisa conforme acortaba la poca distancia que aún nos separaba.- Bastante he de admitir, no puedo creer que vuelva a verte, no es que no me de gusto pero..tú me entiendes. Tomé la punta del sombrero sobre mi cabeza escondiendo la mirada bajo el, dejando a la vista una sonrisa lo suficientemente amplia para dejar relucir los colmillos delatores de mi verdadera naturaleza.
-Samael es un nombre muy formal ¿No lo crees?.. Puedes llamarme Mephisto o señor o Fausto o maestro todos son correctos así que lo dejo a tu elección, comenté en tono serio con un dejo burlón volviendo la mirada a mi invitada, su presencia no eran buenas noticias mucho menos siendo ella, necesitaba saber que la traía a la Academia.

-Yo se que morías por verme…literal.. pero apuesto que admirar mi encanto no es lo que realmente te trae por aquí… ¿Acaso se te acabaron los espíritus?  o tienes tanto trabajo que necesitas unas vacaciones

Azazel sonrió levemente, por mucho que no mirase para él antes de que recuperase su forma humana llegando a sentir el aspecto que tenía antes de recuperar su aspecto de extravagante director de academia.
- Veo que tus gustos siguen siendo tan terribles como tu narcisismo... -comentó con su suave voz, educada incluso en la burla- ¿Es que nunca vas a transformarte en algo menos horrendo que esa fregona blanca? Tu sentido de la elegancia no mejora con los siglos, querido... -añadió, suspirando levemente... pero sonriendo levemente después de todo; Samael no era uno de los hombres que más detestaba... por muchas diferencias que pudiesen haber tenido o pudiesen tener en el futuro...

La Reina de los Espíritus ladeó ligeramente la cabeza, sus sedosos cabellos siendo agitados apenas por la suave y cálida brisa que soplaba.
- Permíteme dudar que alguien te llame de alguna de esas formas por aquí... -su sonrisa maliciosa se amplió un poco más en su rostro- ¿Cómo lo dicen los japoneses...? Mmm... Kimyōna-san (Señor Estrafalario)... sí... me gusta como suena -hizo moverse en círculos controlados por sus manos el mango de la gran sombrilla sin dejar de sonreir-. Pero bueno... para que veas lo cercana que sigo siendo a ti usaré el "kun" en lugar del "san"... ¿te parece?
Sus penetrantes ojos malva observaban los del demonio con astucia. Sabía que no se esperaba su visita, y sabía que su presencia le preocupaba... no podía ser de otra forma con alguien como ella.
Fue por eso que no le sorprendió lo más mínimo la siguiente pregunta del hombre. La esperaba... pero no iba a ponérselo tan fácil.

- Ah... no hace falta que te inquietes por mi presencia... de momento -afirmó con tranquilidad, alzando una mano levemente y extendiendo su dedo índice cuando una mariposa cuyo vuelo parecía un tanto irregular se acercó a posarse en ella-; no he venido a matarte o a devorar a tus alumnos... si es eso lo que te preocupa -no es como si pudiese matarlo mientras poseyese el poder de detener el Tiempo... pero después de todo ella no dejaba de ser la existencia más amenazadora para Samael después de Satán... aquello tenía sus ventajas a la hora de preocuparle~
En el instante en el que el insecto se posó sobre su piel, una diminuta chispa azulada saltó, y en menos de medio segundo la criaturita se redujo a cenizas... de las que manó otra mariposa un tanto distinta. Más que nada porque ésta brillaba con una luz azulada propia, y parecía mucho más enérgica. Era el alma del animal, que la mujer dejó marchar hacia el cielo azul, viéndola hacerse invisible al alejarse lo suficiente de ella.
En cuando desapareció, Azazel cerró los ojos... y se levantó de su asiento, acercándose al hombre a una distancia peligrosa...
Alzó la mirada y le dedicó una de sus muchas medias sonrisas.
- He venido... entre otras cosas... -alzó una ceja, entretenida con aquel juego de evasión- para hacerte la pregunta que Amaimon se muere por hacerte desde que te fuiste... de hecho ya no se le ha visto por Gehena en un tiempo, así que me imagino que no tardará en llegar -añadió, continuando con la postergación de su pregunta un poco más... hasta que el juego terminó, su sonrisa se esfumó y su tranquilo gesto denotó su seriedad-. No creas que soy como él... no aceptaré una evasiva. ¿Qué has venido a hacer a la Tierra todos estos años? -ciertamente la curiosidad la mataba... puede que fuese un órgano irremplazable en Gehena, pero entre sus tareas no se encontraban las de "recopilar información" o, sencillamente, el "estar informada"... así que odiaba mantenerse al margen de todo. Hasta Satán era de la opinión de que cuanto menos supiese su peligrosa súbdita mejor... no soportaba aquel desdén. Era por eso que odiaba a los hombres...
Su irritación, como siempre, no se filtró en su rostro, que permaneció igual de calmo a escasos centímetros del de Mephisto a la espera de su respuesta, esperaba, bien clarita. En aquel sentido no estaba para juegos... no se tomaría muy bien una negativa o una evasiva...

Era hilarante su presencia, debía admitir que a pesar de lo pensativo que me dejaba cada vez que le veía también me resultaba entretenido el tenerla en la Academia, al menos así sabía que en este lugar siendo “mi terreno”  podría lidiar con ella. –No puedes negar que incluso en esa forma sigo siendo encantador, si hay algo de lo que puedo presumir bueno algo no, puedo presumir de toda mi persona siendo sincero es parte de mis encantos naturales.

El sol cada vez se hacía más molesto no era que me desagradara del todo pero estar bajo el tampoco me resultaba placentero, llevé la mano hacía mi espalda y como si la hubiese sacado de entre la capa tome mi inseparable y pintoresca sombrilla para resguardarme del sol bajo ella.  –Mucho mejor- no pude evitar reír completamente divertido, tenía razón pocas personas usaban esos nombres para referirse a mí pero no porque no fuera nada de ellas si no porque con pocas personas me permitía tener una conversación.  –Maestro hubiera sido mejor pero como le he dicho lo dejo a tu elección- hice un ademán bastante sarcástico  como si me hubiese dolido el estomago de tanto reír, antes de tomar una profunda bocanada de aire para retomar la compostura,

¿Inquietarme? No me inquietas, por el contrario diría que me has hecho el día, no me preocupo por mi sé que no soy parte de tus objetivos, pero sabes que no tengo un lado amable cuando se involucra a los estudiantes- A pesar de ser una persona bastante despreocupaba me tomaba muy en serio mi papel como Director, cosa  de lo que hacía hincapié cada vez que tenía la oportunidad de cruzarme con algún demonio fugitivo y “mis hermanos” no eran la excepción. Mantuve un semblante serio tan poco propio de mi conforme la escuchaba, por primera vez en el día guarde silencio mirando tan peculiar espectáculo ofrecido por Azazel, una vez la pequeña llamarada se desvaneció retome mi semblante original mucho más animado en cuanto acorto la distancia que nos separaba.

-No puedes responsabilizarme por él, ni siquiera yo tengo tanta influencia..- comenté entre risas..  – Y tal vez la pregunta solo sea porque me extraña como todos en Gehenna soy el alma de la fiesta después de todo sin embargo aún tengo asuntos pendientes que atender  aquí-
Sabía muy bien lo que venía, cada demonio de alto nivel con quien conversaría durante el tiempo en el que he estado aquí me ha hecho la misma pregunta afortunadamente para mi cada uno de ellos se había esfumado llevándose a la tumba literalmente esa respuesta solo esperaba que Azazel no se uniera a los caídos por querer satisfacer su curiosidad-

-Yo no doy evasivas a todos excepto a ti, así que no… por ahora no relevaré mis planes contigo, no creas que olvido quien soy y lo que se supone que debo hacer… lo importante es que lo haré a mi modo en el momento preciso- Aquella respuesta fue tan vaga que hasta a mi me dejo confundido diría lo que deseaba escuchar sin creer ni la mitad de esas palabras mientras tomaba el atrevimiento de picar su frente con el dedo índice como si fuese una pequeña infante reprendida por la curiosidad.

- Tu "encanto natural" lamentablemente vino a formar parte de mi Dominio hace muchos años... -alzó una ceja, divertida- Creo que fue cuando te pusiste tu primer traje rosa... sí, debió ser por aquel entonces cuando su espíritu acudió a mí desesperado por poder reencarnarse en el interior de otra persona. Me suplicó encarecidamente que no le hiciese volver a ti -bromeó hasta el final su media sonrisa bastante sincera como pocas veces. "Charlar" con Astaroth era cansado y bastante desagradable incluso cuando conseguía sus victorias verbales contra él... pero charlar con Samael no dejaba de ser entretenido, por mucho que en ciertas ocasiones el mayor lo estropease todo... como Azazel tenía la impresión que terminaría haciendo en breves momentos. Después de todo uno no podía luchar fácilmente contra su propia naturaleza... y Samael no era precisamente alguien combativo; Azazel sospechaba que iba a caer en su propio ego una vez más...

Escuchó su patética frase que supuestamente alegaba su tranquilidad frente a ella... así como una amenaza no demasiado sutil hacia su persona si se atrevía a hacer daño a sus alumnos sin mostrar sentimiento alguno en su siempre semi-sonriente rostro.
- ¿No temes a la Muerte en cuanto la ves...? -inquirió suavemente y sin ninguna entonación en especial, su sonrisa extendiéndose apenas un poco más- Eso podría considerarse la elección de un loco, querido... ten cuidado -añadió como en aparente represalia a las palabras anteriores del contrario, no inmutándose lo más mínimo tras acercarse a él con aquellas palabras apenas recién dichas y escuchar nuevamente la réplica del otro a su propia evasión del tema... como otra evasión más. Confiaba en que después de aquello le diese una respuesta clara y concisa... pero no se sorprendió lo más mínimo cuando no fue así. Ya se lo esperaba, mal que le pesase...
Parecía que tendría que ser por las malas...

- Así que una evasión es tu respuesta... -murmuró, cerrando los ojos y alzando una de sus manos para apoyarla en el pecho del otro. Cuando aquellas amatistas volvieron a abrirse para mirar a Samael, su color se había tornado rojizo, podría decirse que rosado. Mala señal- Mala elección querido... parece que has olvidado la lección que se le da a todo exorcista... -sonrió de una forma que por primera vez demostró algo distinto a una indiferencia vedada o diversión... algo mucho peor que cualquier amenaza corriente- Contrariar o enfrentar a un Rey Demonio de Gehena... es un suicidio.
Su mirada atravesó al demonio durante unos segundos más... y entonces el color de sus ojos volvió a ser "normal" antes de que volviese a cerrarlos.
- Pobres... -murmuró simplemente sin dejar de sonreír, dándole la espalda a Samael a continuación y volviendo a sentarse en la fuente. La respuesta de su hermanastro había sellado su destino... hasta que ella obtuviese la verdad, y nada más que la verdad. Pero por supuesto ella no era alguien como Astaroth... de encontrarse en su lugar él seguramente se habría transformado en aquel instante para intentar destruir toda la academia hasta que Samael soltase la verdad... pero habría sido al instante sellado por éste y su magia temporal. Ella era más sutil... mucho más sutil. De hecho, ella ni siquiera tendría que hacer nada de forma activa... ya que desde el momento en el que había llegado y se había establecido en aquella academia, un proceso que siempre ocurría allá donde permanecía demasiado tiempo había dado comienzo... y lo mejor de todo era que, dado que nadie había visitado nunca el Dominio de los Espíritus en Gehena más que en forma espiritual y para reencarnarse... nadie sabía de aquel proceso, ni su significado.
En un principio había pensado detener aquel proceso cada vez que diese comienzo por su influencia... pero ahora que el señor Mephisto no parecía dispuesto a darle lo que quería... sus prioridades habían cambiado. Aquello pasaría... no ahora... no dentro de una semana... pero pronto.

Sonriendo tenuemente, la mujer permaneció en silencio apenas unos segundos a pesar de sus reflexiones, alzando de nuevo en determinado momento su rostro para contemplar al director de la academia con tranquilidad.
- Por supuesto -replicó simplemente a las palabras del contrario, tarde y a destiempo, y después de decir todo lo anterior... sin duda no parecía en absoluto de acuerdo con la respuesta del otro, pero no había hecho todo aquello para disimular. Quería que él se inquietase, que la vigilase... que centrase sus ojos en ella... así, cuando se percatase de que la verdadera amenaza no procedía de ella... al menos no de forma directa... sería demasiado tarde para que él pudiese arreglarlo todo... sin su ayuda. Y cuando se viese obligado a pedirle ayuda, ella aceptaría sus propósitos sin evasión alguna... o se sentaría tranquilamente a observar el fin de aquella academia que, después de todo, no sería pérdida alguna para Gehena.

Spoiler:

Si hay algo a lo que los demonios no le temen es a la muerte…eso deberías saberlo - Escondí la cabeza bajo la pintoresca sombrilla  que me resguardaba de los molestos rayos de sol,  eso lo tenía en claro la muerte nunca ha ocupado un lugar en mi cabeza, tengo mejores cosas en que divagar y mucho mas entretenidas, tampoco era que estuviese esperándola tampoco quería decir que le recibiría con los brazos abiertos simplemente sabía que el tiempo juega de mi espacio es una gran ventaja de ser quien soy. –Que poco me conoces..hay un cierto placer en la locura que solo el loco conoce, aunque claro no es que me declare como tal- Reí divertido haciendo cuanto ademán divertido se me ocurría con la sombrilla la moví de lado a lado la gire un par de veces para cerrarla de golpe y dejarla descansar sobre el suelo como si de un bastón se tratase.

No es una respuesta realmente, pero al menos te servirá por ahora..pronto lo revelaré y ten por seguro que será tan espectacular como yo- ciertamente no solo disfrutaba de mi estancia en este lugar que ha decir verdad era mucho más divertido que Gehenna al menos para mí… que sería de mi humilde persona si no pudiera volver a comer uno de los deliciosos dulces que solo encuentro en este lugar, eso sí implicaría la muerte, no realmente no estaba aquí para asumir una vida tranquila como exorcista o director incluso yo debo admitir que un poco de caos es necesario de vez en cuando y definitivamente tenía algo en mente que podría satisfacer ese deseo de caos que de vez en cuando me embargaba, mi mirada se perdió en un punto muerto conforme mi mente desvariaba sin medida al menos así fue hasta que un destello tan familiar me hizo devolver la mirada a quien me acompañaba esos, ojos rojizos me recordaban nuestra verdadera naturaleza sin duda alguna la respuesta provista por mi persona había molestado a Azazel de no ser así no hubiera visto esa chispa sobre sus ojos como el preludio de algo peor, aunque no me extrañaba eso y más puedo esperar de ella, debo admitir que es divertido estar en el mismo juego con ella, nunca sabes lo que cruza por su mente.

Seguí con la mirada a Azazel hasta que se alejo de nuevo hacía la fuente al menos por ahora no se enfrascaría en una lucha conmigo, pero tenía que tenerla vigilada mientras estuviera en la Academia camine un par de pasos hasta quedar a un costado de ella, hice la cabeza hacia atrás como si mi mirada se perdiera en el cielo sobre nosotros, sostuve  el borde del sombrero de copa mientras mi mirada disimuladamentese posaba sobre de  acompañante tal vez intentaba persuadirle con mi encanto natural, tenía algo importante en mente y ella formaba parte de mis planes.

Pero hablando de evasivas aún no me has dicho a que has venido,  como  ya lo había mencionado no creo que sea nostalgia hacía mi persona, tu tampoco deberías estar aquí tienes una gran e importante misión en Gehenna ¿Eres una fugitiva? ¿Tendré que devolverte a casa?

- No estoy segura de que los demonios sean criaturas sabias, querido -había alzado levemente una ceja, divertida por las palabras del hombre-. Tú, en cambio, ya deberías haber aprendido algo en tus múltiples eones de vida... -"Pero parece que el sentido común no es capaz de llenar las molleras de los demonios... menos de los Reyes Demonio... parece que todos han heredado la imprudencia de su progenitor" añadió la mujer para sí sin volver a mirar al contrario cuando volvió a hablar.
- Nunca he estado precisamente cuerda... no podría haciendo lo que hago y en el lugar en el que llevo haciéndolo todos estos siglos... -ladeó la cabeza levemente mientras jugueteaba con su sombrilla- Pero sé distinguir una buena de una mala decisión... eso es una tarea que no requiere de demasiada cordura o locura...

Debía admitir que le gustaba que Samael la contrariase. Podía decirse que era uno de los pocos seres del Universo que le plantaba cara activamente, y ello era una fuente casi inagotable de entretenimiento.
- Ah, querido... ten por seguro de que será una respuesta muy espectacular... especialmente si te retrasas mucho en ofrecermela~ -le sonrió de nuevo de forma encantadora, refiriéndose a su amenaza anterior como si nada y disfrutando de la imagen mental del gran Samael observando el caos y la destrucción de su academia sin poder hacer nada... más que pedirle ayuda a su querida hermana, que por supuesto acudiría presta a jugar con él...
Ah... qué imagen tan encantadora~
Soltó una leve risilla que cubrió con una de las largas mangas de su vestido y seguidamente la bajó para acariciar suavemente el agua de la fuente...

Y fue en el preciso momento en el que Samael lo mencionó que uno de esos apareció a su lado. En esta ocasión, Azazel estaba manteniendo su aura como la de una humana, por lo que la reflectancia del espíritu que se había situado delante de ella, arrodillado, no fue visible ni siquiera para el Rey del Tiempo... y francamente, era mejor para él.
El bello rostro de la mujer se torció levemente en una mueca de asco.
- Desgraciadamente sigo realizando mi tarea desde aquí... -comentó con verdadero desagrado sonando en su voz y haciendo un gesto hacia adelante, como si espantase una mosca. Hubo un breve destello azulado, y el agua de la fuente a sus espaldas se agitó levemente. Azazel esbozó de nuevo su relajada media sonrisa- Ya está... así mejor... -murmuró antes de suspirar con desagrado- Odio a los Naberius... - ¿Cuánta repugnancia podía crear aquel tipo? Tendría que seguir creándola, sin duda... porque pensaba reencarnar a todos sus asquerosos familiares en demonios acuáticos, de fuego, tierra, aire o en sus propios espíritus mayores como había hecho con el que la acababa de visitar.

Sacudió levemente la cabeza.
- En fin... vine aquí a visitarte, por supuesto, y a ver qué te ha cautivado tanto de este mundo -alzó una ceja sutilmente y sonrió-. Debo admitir que esas nubes de algodón de azúcar rosa que se venden en tu parque de diversiones son deliciosas~
Por supuesto había más motivos, pero esos no tenía por qué conocerlos su querido hermano mayor...

La tarea de Azazel no era algo a lo que le prestará demasiada atención no me preocupaban los demonios que se escabullían  desde Gehenna hacía aquí, mucho menos lo que les ocurría tras enfrentarse a los exorcistas, tal vez como un rey demoño debería cambiar de opinión pero Bah! así soy yo, aunque no me interese el viaje de vuelta a casa de las almas de los menos afortunados no quiere decir que su reina me sea indiferente, debo reconocer que es una de las pocas personas que me provocan un escalofrió al estar cerca de ella, sé que jamás será tan genial como yo, no solo por su mal gusto en cuanto a moda o la clase de “amigos” con la que se rodea sino por su forma de hacer las cosas.

-Es una lástima estas de vacaciones y aún así te traes el trabajo contigo, solo no hagas que tus amigos ronden mi Academia sabes lo mucho que me disgustan los invitados sorpresa-  A pesar de haberlo dicho con cierto aire burlón lo cierto era que detrás de esa divertida y despreocupada expresión se escondía de nuevo una amenaza hacía mi pequeña hermana.
Con un movimiento enérgico y lleno de galantería volví a abrir la sombrilla que hasta ese momento cumplió su deber como bastón  para ocultarme de nuevo bajo su sombra conforme estiraba la mano como una invitación para Azazel.  –Ohh lo sabía no puedes vivir sin mí, en ese caso te complaceré con mi compañía por un rato mas,  no demasiado sabes el demonio tan ocupado que soy-  Ciertamente el paseo solo era el pretexto no quería seguir tan a la vista de los estudiantes mucho menos quería que ellos vieran a Azazel, a pesar de su disfraz llamaba la atención y para que yo lo diga tiene que ser más que cierto.

-Uno no se puede resistir al azúcar,  deberías comerla más tal vez te vuelva más divertida- agregue con una amplia sonrisa esperando la respuesta  de mi acompañante. Ya había visualizado a dónde la llevaría para seguir con la conversación después de todo tenía que estar al tanto de las cosas que estaban pasando en Gehenna mientras yo me divertía aquí y que mejor lugar y forma de hacerlo que comiendo un delicioso banquete de comida chatarra en un espacio mucho mas privado.