¿Puedo pasarme la mañana en una biblioteca sin hablar? lo dudo (Aizack)

Hoy otra vez me habían mandado al pasillo ¿otra vez tenía que estar de pie? prefería cuando me mandaban al despacho del director, allí al menos había una silla donde sentarse, pero ahora...¡de pie todo la mañana! bueno, tampoco pensaba quedarme aquí durante toda la clase ¿acaso el profesor lo pensaba? se notaba que no me conocía bien. Empecé a andar por los pasillos, no sabía si no me llamaban la atención porque ya estaban cansados de hablar conmigo o porque no me veían, de todos modos, me daba igual, así tenía un paseo más tranquilo, no quería que nadie me estuviese tocando las narices.

Después de estar paseando por el centro y de esconderme de un par de profesores, acabé en la biblioteca ¿yo en una biblioteca? sonaba divertido, jugaría a cuando tiempo me aguantaban allí dentro, a ver si conseguía pasar el tiempo que duraba una clase, no creía que muchos de mis compañeros me echasen de menos, y de los profesores ni hablemos, seguro que hacían una fiesta por no verme en clase. Luego metí un pie dentro de la biblioteca, por ahora todo iba bien, me adentré tranquila, tomé un manga y me senté a leer, un manga estaba bien, dudaba mucho que yo pudiese leerme un libro, no podía estarme tanto tiempo quieta como para hacerlo.

Me movía mucho en la silla, era dura y la cola me estaba empezando a molestar ¡a veces la odiaba mucho! siempre fastidiando cuando estaba sentada. Busqué con la mirada un sitio más blandito para sentarme, al final conseguí encontrar un pequeño sofá al fondo de la biblioteca, aquel lugar se veía muy oscuro, alejado y daba mala espina, lo que más me apetecía en aquel momento era que viniese un demonio, sí, eso estaría bien, en este momento me aburría demasiado.

Estaba realmente cómoda en aquel sofá leyendo el manga, al ser uno de acción de mantenía entretenida y era divertido. Tan cómoda estaba que casi sacaba la cola, bueno, esa era mi intención, pero me retracté al ver a un chico acercarse. Aquel chico lo había visto varias veces en las clases de exorcismo ¿se acordaría él de mi? lo más seguro era que sí -Bueno, antes lo leíste tú, pero ahora lo estoy leyendo yo, y como me está gustando, no se te ocurra decirme como acaba el manga ¿me oyes?- la tendría clara como se chivase.

-Tú sabes como me comporto en clase ¿verdad? pues creme, si me tocan las narices, no me suelo controlar tanto como ahí- le dije con aire de superioridad. Tenía que demostrarle al chico que no se podía pasar conmigo -¿Porque tú me ves en clase, verdad? o es que estás ciego. Por si aún no estás cansado de oirlo, mi nombre es Aika- con la de veces que se pronunciaba mi nombre y apellido en clase, todos debían saberlo incluso al revés.

Miré el libro que tenía en la mano -¿Lees eso? pero si dice más mentiras o cosas que no son verdad que el mayor mentiroso del mundo, no sé como pueden poder eso libros en una biblioteca como esta, si ponen un libro, al menos que diga verdades, y no esas tonterias que parecen escritas por un niño de infantil- había visto libros de esos, y decían muchas mentiras. Lo miré mal -Por cierto ¿querías decirme algo, viniste aquí para molestar o es que haces como yo y te pierdes las a burridas clases en las que no estoy ni 30 minutos?- le pregunté mientras me acomodaba más en le sofá, al sentarse en un lugar como ese, casi no se notaba la presencia de la cola estorbando.

El chico respondía a todas mis preguntas, sin prisas pero sin pausas. Yo le escuché atenta, al fin y al cabo, no tenía otra cosa mejor que hacer, y quería ver sin conseguía estar más de 30 min en un sitio cayada, sabía que no lo iba a conseguir, ya que solo llevaba a penas 5 minutos y me estaba costando mucho no hablar alto. Me levanté del sofá, no aguantaba 1 segundo más sin moverme.

No dije nada durante todas sus respuestas, me había pedido educadamente que no lo hiciera, y yo también también sabía escuchar cuando quería y me interesaba, como hacía en las clases de exorcismo, en las normales... bueno, depende de que asignatura se tratase. Cuando acabó era mi turno de hablar -Vale, tomaré algunos dulces, pero no te creas que porque me los hayas ofrecido te trataré mejor que el resto de personas que casi ni conozco, para que te trate de forma distinta falta mucho- le dije con gesto de superioridad mientras tomaba un par de chuches y me las metía en la boca -Y que tenga un buena futuro, creo que no tanto como te piensas, y ya de un futuro normal ni hablemos. No te puedo decir como sé que mi futuro va ser distinto a el de la mayoría de personas y exorcistas, así que no preguntes, no gastes aire para algo que no te pienso responder- que era una semi-demonio no se lo pensaba decir a nadie, casi nadie lo sabía y estaba mejor así, sino tendría más problemas de los que ya tengo.

De pronto escuché un ruido que provenía de la entrada y unos pasos acercarse -Demonios, nos van a pillar. ¡Ven aquí!- dije susurrando mientras le tapaba la boca y nos escondíamos tras unas estanterías. Lo miré con el ceño fruncido mientras ponía el dedo índice sobre los labios, el signo de silencio -No muevas ni un músculo, que sino te pillan. Esto déjamelo a mi, sé como salvarme de los problemas- le dije con aire de grandeza mientras iba a junta de él, el que resultó ser un profesor que me miró con mala cara, seguro que pensaba "¿qué haces tú aquí? ¡lárgate, que no quiero problemas!" pero me importaba tanto lo que pensaran de mi como me importa que me echen de una clase aburrida, es decir, nada -Profesor, creo que un niño te está buscando por los pasillos- le dije con aire de niña buena, no sabía si me había hecho caso porque me había creído o porque ya estaba harto de habar conmigo, la cuestión es que se acabó yendo a ver al "niño que lo buscaba". Volví a junta de Aizack -¿Ves? así es como se hacen las cosas cuando estás de buenas, y no me preguntes como las hago cuando estoy de malas, creo que ya te lo imaginas- le dije al chico.

Me fui a sentar de nuevo, peo sentí algo raro y vi una sombra acercarse, me puse tensa y la miré fijamente ¿otro profesor había venido? al menos esperaba que se pusiese divertido, por si acaso, saqué mi espada de la bolsa, pero no la desenvainé, aún no lo haría.

Miré a otra dirección algo sonrojada cuando Aizack dijo que era muy buena actriz, no estaba acostumbrada a que me dijeran cosas como esa, no me molestaba, pero se me hacía raro, muy raro -No, no me gusta que me digan que tengo que hacer, no valgo para actuar en una obra- era cierto, no valía para eso.

Miré al pequeño goblin con cara de enfado -¿Que tú me proteges a mi? me sé proteger solita ¿quien te has creído que soy?- sí, era perfectamente capaz de protegerme con uno de estos demonios, espera un momento... ¿no era que estos bichos vivían en colonias? entonces era muy posible que hubiese más de uno. Miré a Aizack -Creo que no estamos tratando solo con un demonio- nada más decir esto salieron más de esos demonios, no eran muchos, unos 10, pero servirían para entretenerse un rato.

Desenvainé mi espada, pero contuve mi poder demoníaco, no lo podía usar delante de él, tendría que luchar con mi forma actual, sino me podría meter en más problemas de los que me encontraba, y eso no me hacía mucha ilusión. Miré a Aizack -¿Estás listo para combatir? te aviso que no te pienso esperar- le dije mientras me abalanzaba sobre uno de esos demonios, eran más rápidos de lo que recordaba, bueno, eso y yo no estaba en mi forma de demonio, lo que lo hacía aún más complicado, pero no me iba a rendir -¡Maldito! ¡no te escapes! ¡vuelve aquí!- le dije al demonio mientras le volvía a atacar, pero esta vez consiguiendo hacerle daño.

Miré a Aizack algo sorprendida cuando escuche como se ponía cuando los demonios le robaron sus chuches ¿Era para tanto? A mi realmente no me lo parecía, estaba exagerando mucho. Lo miré algo molesta -Solo son chuches, no hace falta exagerar tanto, tonto- dije con cierto tono de dulzura, no me caía mal el chico.

Pero la sorpresa me la llevé luego ¿Acababa de decir que era su amiga? Esa no era la costumbre, no muchas personas me consideraban su amiga, pero ¿Si supiese que era la hija de un demonio seguiría siendo mi amigo? No se lo iba a decir, era un secreto, no me gustaría que nadie lo descubriera. Miré al demonio enfadada -!Tampoco se os ocurra tocarle un pelo a Aizack, no lo permitiré!- no, no lo haría, si él me consideraba su amiga, yo también le intentaría considerar el mío, al fin y al cabo no me caía mal.

Negué, ninguno me había hecho daño, pero eso no significaba que no estuviese enfadada, porque lo estaba y mucho. Miré al demonio molesta y lo ataqué, era más lenta sin mis poderes, al igual que tenía menos resistencia física, pero eso no me importaba. Podría vencer a esos demonios sin mis poderes, ellos eran demonios de nivel bajo, al fin y al cabo.

Mire a Aizack -Tú vete por este lado, yo iré por este otro, así acabaremos antes- le dije mientras iba por mi lado. Pero todos los demonios eran muy rápidos, y no los conseguiría vencer a todos a gusto hasta que no desatase mis poderes. Miré a Aizack -Lo siento, no soy lo que crees que soy- le dije justo antes de desatar mi poder. Llamas rojas me rodearon, mis ojos se tornaron rojos y mi cola quedó al descubierto. Estaba segura de que el chico se habia quedado sorprendido, pero yo ahora podía derrotar con facilidad a los demonios, al fin y al cabo, ellos eran de bajo nivel, pero mi padre era un nivel alto, así que tenía cierta ventaja sobre ellos. No me atreví a mirar directamente a Aizack, pero si que lo miré de reojo ¿Que estaria pensando?

Conseguí derrotar a los demonios de un solo golpe, definitivamente, así era más cómodo, pero ahora tenía un problema mayor, y era que Aizack parecía haberse sorprendido con mis transformación, lo cual me parecía normal. Es decir ¿quien no estaría sorprendido si de repente a alguien le empezaban a salir llamas rojizas de su cuerpo y sus ojos se tornaban rojos? yo no, pero para él era un gran sorpresa.

Lo miré con cara de enfado, con esta forma daría más miedo que de costumbre ¿Me había llamado demonio? uy, uy, uy, eso no me gustaba nada, odiaba que me comparasen con esos seres -¿¡Un demonio!? ¡Yo no soy un demonio, ni ahora ni nunca! ¿me oyes? que mi papá lo fuera no significa nada, porque mi mamá es una humana ¿te crees que yo quería nacer así? pues estás muy equivocado- le dije con una mezcla de enfado y tristeza, enfado porque no me gustaba que me llamasen demonio ni tampoco hablar de mi padre, ni siquiera que lo mencionen, y tristeza porque bueno... en mi interior tengo un corazón como todo el mundo, y que un amigo se asustase de mi me dolía, y también me dolía pensar que nunca iba a tener una vida normal.

Miré detrás de Aizack, mis llamas se hicieron más intensas, al igual que mi cabreo ¿Que un golem gigante se aprovechase de nuestra conversación para atacar a Aizack, iba yo a permitir eso? Pues claro que no -¡Aizack, detrás de ti!- le dije mientras iba corriendo hacia él, poco antes de llegar a donde se encontraba mi amigo di un salto y derroté al golem de un espadazo. Miré de nuevo a Aizack, pero esta vez con expresión entre enfadada y preocupada -¿Está loco? ¡no te despistes de esa forma, hombre! ¿que habría pasado si no hubiese estado yo aquí?- le dije con el ceño fruncido -Ah, y otra cosa ¡como se te ocurra llamarme demonio te enteras, tonto!- le dije con rostro aún enfadado mientras guardaba mi espada y volvía a recuperar mi apariencia habitual. Cuando ya había recuperado mi apariencia "humana" encondí de nuevo mi cola y le tendí la mano a Aizack -No tienes nada que temer, la yo que viste en clase y la que acabas de ver ahora son la misma persona, soy la misma que siempre. Y como me conoces bien, no le vas a decir a nadie lo que acabas de ver, porque sino tú y yo tendremos problemas ¿me oyes?- le dije con tono de superioridad de nuevo, yo era yo, y eso no iba a cambiar nunca.

El chico estaba sorprendido, era normal, seguro que no había visto nada parecido a mi en toda su vida. Yo lo seguía mirandp con seriedad, esto ya no se trataba de un muego, ni de una skmple persona, sino de un amigo. Amigos... Algo que no me sobra, especialmente, aunque tampoco quiero amigos a montones y después que resulte que a la mínima me dejan de lado, a esas personas a aborrezco con todo mi ser.

Me sorprendió mucho lo que dijo Aizack ¿Me estaba llamando demonio? Le había dicho que no me llamase de esa forma. Fue entonces cuando sentí algo detrás mía, pero antes de que pudiese reaccionar Aizack ya había acabado con él -¡Tonta ¿Cómo se te ha ocurrido bajar la guardia así? Nunca subestimes a tu adversario!- me regañé a mi misma, no podía hacer eso, lo sabía bien, pero aún así lo había hecho, supongo que un amigo es mejor que centrarme en un demonio que creía por muerto. Me alegró saber que Aizack aún era mi amigo después de lo que acababa de pasar.

Negué -No, no me hizo nada, estate tranquilo, a demás, me curo rápido ¿Y tú, estás bien? Porque como te hayan hecho algo... Bueno, no les hago nada porque ya están derrotados, peri si no lo estuvieran...- dije con cara enfadada.

Miré de nuevo a Aizack -¿A que nunca habías visto un semi-demonio? No es divertido serlo, pero la cara que se le queda a la gente cuando se entera es para sacarle una foto, sobre todo si no es tu amigo ni exorcista- le dije a mi amigo -Pero no le digas lo que soy a nadie, que si se lo dices a alguien me puedo meter en un lio muy gordo, y eso sumado a las que ya estoy metida es mucho, así que no lo digas, por favor- me estaba volviendo muy blanda ¿Yo pidiendo algo por favor? Eso era bien raro, muy raro.

Miré a Aizack con cara de sorpresa cuando dijo que para él era una humana, eso me alegraba, aunque también me parecía raro que alguien lo dijese, incluso antes de que yo misma supiera que era una semi-demonio, muchas personas ya me tomaban por demonio, y era insoportable que te dijeran eso.

-Sí, contaré contigo. Tú puedes contar conmigo cuando quieras, si tienes problemas me avisas, me encargaré d que se acaben, eso sí, no me hago responsable si algo acaba en castigo- porque yo a veces me animaba demasiado en las discusiones y bueno, podía acabar en una pelea, por eso siempre acababa castigada, odio que alguien cuestione mis palabras, al igual que odio no tener la razón. -Pero aunque seas mi amigo no te vas a librar de que me meta a veces contigo- le dije con una pequeña sonrisita de pilla.

Miré a mi alrededor ¿Nadie había venido para ver que era todo el escándalo de la biblioteca? eso era raro, porque no habíamos tenido una lucha muy silenciosa que digamos -Oye ¿no te parece raro que nadie venga a ver que era el ruido que había? no hemos sido muy silenciosos en la lucha contra esos demonios- le dije a mi amigo algo extrañada -¿Es que esto fue una espcie de prueba? si es así, espero que no haya más demonios de esos, si hay, que sean más divertidos- dudaba que hubiese más, pero por soñar que no sea.

Miré de nuevo a Aizack mostrando una sonrisa -Respecto a lo de antes, eres la primera persona que me acepta aún sabiendo lo que soy (mi madre no cuenta), así que gracias. Porque si te digo la verdad, yo nunca era aceptada y lo único que ha hecho mi padre por mi fue darme la vida que tengo, así que mira tú que regalo, por eso lo odio ¿por qué los demonios hacen eso y luego se van tan tranquilos? es odioso, te dan una vida de sufrimiento y luego se van ¿te parece normal? a mi no- dije esto último con una cabreo encima que creía que iba a explotar. -No creo que a ti te interesen mis problemas, a demás ¡me estoy volviendo demasiado... demasiado buena!- dije mientras movía rápidamente la cabeza de un lado a otro, yo no era así, aunque tampoco me molestaba serlo delante de mi nuevo amigo, estaba más tranquila. Lo miré con mirada penetrante -Ni se te ocurra contarle a nadie que me estoy comportando así contigo, no quiero mostrar mis debilidades ¿vale?- no, no me gustaba mostrarlas, por eso siempre me callaba mis problemas.

Miré a Aizack y asentí, sí, no era muy bueno que nos pillasen, ya que nos estábamos saltando clase, pero aún así, me era extraño ¿de verdad nadie nos había visto? habíamos tenido mucha suerte, pero mejor así ¿otro castigo? no, gracias, ya tenía muchos.

Asentí a Aizack -Vale, pero ¿por qué yo te estoy contando todo lo que me pasó y tú no me cuentas nada de lo que te pasó a ti?- le pregunté mientras fruncía elceño, yo no era la única que había tenido malas pasadas, de eso estaba segura ¿entonces porque él no me contaba nada de lo que le había pasado? eso me enfadaba un poco.

Asentí -Sí, estoy de acuerdo contigo, yo me hice exorcista porque odiaba a los demonios, y odio que los demonios le hagan la vida difícil a los humanos- me puse un poco roja cuando él me dijo que era admirable, pero giré la cabeza rápido para que no se me notara tanto [color=skyblue]-Tú también lo eres, lo has tirado la toalla y te has intentado acercar a mi, y no te has echado atrás cuando descubriste lo que era.

Miré a Aizack y le cogí de la mano -Venga, vamos a pasear un poco por el centro, y no te preocupes porque me vean, los profes no me suelen llamar la atención cuando me ven por el pasillo, deben de saber que no hay nada que hacer conmigo ¿te apetece ir al jardín? es que no aguanto un segundo más quieta- le dije mientras lo iba arrastrando hacia fuera, si yo quería ir a un sitio iba, yo hacía lo que quería cuando quería y punto, me daba igual si tenía que pisotear a alguna persona a la que no le tenía estima. -No te importe que saque la cola ¿verdad? es que es muy molesta tenerla escondida- dije mientras la sacaba ¿razón? la que dije antes, hacía lo que quería cuando quería, y me daba igual que me viera alguien, total, solían pasar de mi.

Escuché atentamente lo que decía Aizack, sí, sabía perfectamente como se sentía, sabía lo que era que los demás no se quisieran acercar a ti por miedo, sabía lo que era que cada 2 por 3 te llamasen demonio o "maldito" así había sido mi vida desde que tenía uso de razón -Sé como te siente ¡pero ni se te ocurra desanimarte ¿vale?, no hagas caso a aquellas personas que dicen eso, tú eres especial, y si las demás personas no lo entienden, que se vallan a la mierda! tú eres un ser humano normal y corriente, lo que no se podría decir de mi. A mi me llamaban demonio en clase, mis compañeros, mis profesores, todos, pero eso no me desanimó, así que tampoco te tiene que desanimar a ti- dije mientras me intentaba mostrar fuerte y decidida, sabía que era más fácil decirlo que hacerlo, pues mi vida había sido muy difícil.

Le pegué un buen golpe en la cabeza a Aizack -¡¿Que se supone que haces?! ¡No la toques! por cierto, te voy a decir un secreto, la cola es el punto débil de los demonios ¡Así que no me la toques!- grité enfadada y con el ceño fruncido, estaba segura de que me habían oído por toda la academia, pero es que odiaba que me tocasen la cola, lo odiaba con todo mi ser.

-Y ahora vayamos al jardín- dije aún con el ceño fruncido y algo enfadada. Con un rápido movimiento agarré a Aizack de la camisa y lo empecé a arrastrar -Por cierto, no parece que tengas un cuerpo tan trabajado ¡presume más de eso, hombre! no te dejes pisotear tanto- le dije justo antes de soltarlo en la puerta que llevaba al jardín, varios profesores me habían visto con cara rara al verme arrastrando a Aizack, pero yo le había mirado con mala cara y ellos habían retirado la mirada ¿acaso me tenían miedo?