¿Un almuerzo tranquilo? Eso nunca! [Priv Yuna, Rin]

Aquel día había sido el inicio de sus clases, el primer día de clases que había vivido en la academia Vera Cruz. Aun así, Rin lo había notado bastante normal. Es decir, ella esperaba ver algo un poco menos común pero había sido todo lo contrario, como si se tratara de una academia común y corriente. Los estudiantes de segundo año se habían mostrado muy educados con ella, llegando hasta el punto de pellizcar sus mejillas. Aunque no le gustaba mucho que hicieran eso, le había parecido muy agradable esa actitud. Sin embargo aún no tenía un solo amigo en aquel lugar… No había tenido oportunidad de conocer a los de primer año ni a los de tercero, pero ya tendría tiempo para verlos en otra ocasión. Después de que hubo dejado sus útiles escolares en un lugar seguro y en donde pudiera recogerlos más tarde para seguir con sus clases, se dirigió a la cafetería pues ya era hora de almorzar.

A decir verdad, no pudo llegar de una vez ya que ni sabía donde quedaba ubicada. Luego de perderse y pedir indicaciones logró llegar a tiempo, un poco cansada por tanto caminar. Estaba segura que al principio se le había informado donde quedaba cada cosa, pero al parecer su sentido de orientación esta vez la traicionó. Se adentró allí sacando su dinero de su cartera la cual a su vez había sacado de su bolsillo, se acercó a la barra con intenciones de pedir algo, pero un pequeño incidente la distrajo. Risas de burla y un grito de un chico enojado. Sin poder evitarlo miró en esa dirección, al igual que todos los demás presentes. Por alguna razón los chicos que antes reían salieron corriendo de aquel lugar ¿Se habrían asustado? Y había una chica que al parecer iba a llorar… pero no estaba segura de si lo haría.

Ella miró esta vez al chico de antes, quien estaba limpiando el desorden que había hecho hace rato. Nadie parecía querer estar cerca, ¿Sería agresivo? No podía asegurar nada, pues no lo conocía. Y fue gracias a ese hecho y a su curiosidad que decidió acercarse a él, olvidó que iba a comprar algo y comenzó a caminar en esa dirección. — ¿Necesitas ayuda? — preguntó cortésmente, dispuesta a ayudarlo a recoger aquello. Si lo hacía él solo, también, podría cortarse con los cristales y personalmente a ella no le agradaba mucho la idea de ver a alguien herido.

Podía llegar a creer que era producto de su imaginación, pero el ambiente se sentía increíblemente tenso. Miró hacia los lados y podía notar como habían personas mirando desconfiadamente en su dirección. Volvió la mirada al muchacho sin prestarle importancia a los demás y solo se dedicó a escuchar sus palabras, para luego y como respuesta a lo que había dicho sonreír. — ¿No crees que todo es más sencillo cuando hay alguien ayudando? — respondió. Al parecer él era un poco tímido. Daba una imagen tierna e inocente, entonces. ¿Por qué esa tensión en el ambiente? ¿Acaso se había perdido de algo? Poco después llegó otra chica, Rin simplemente permaneció en silencio y aún sonriendo, ella elogiaba al chico por lo que había hecho hace poco y la reacción que él tuvo hizo que Rin confirmara algo: definitivamente era del tipo inocente. Eso le causó algo de ternura, por lo que no pudo evitar reírse un poco pero bajito.

Rin se separó un tanto para pedirle a una de las señoras que servían la comida un par de fundas, una de papel para guardar los cristales y otra de doble capa y plástica para guardar allí la funda de papel. Luego se acercó nuevamente a ellos con intenciones de ofrecer su ayuda nuevamente. — Opino lo mismo que ella. — mencionó, pero entonces cayó en cuenta de que no se había presentado aún. — Ah, yo soy Rin Asakura. Es un gusto. — comentó para ambos, tanto para él como para ella, y luego hizo una leve reverencia. Eran actos que salían a flote por sí solos, eran parte de su costumbre realizarlos así que no podía evitarlo. Hizo un ademán con el cual daba a entender que las bolsas que había ido a buscar antes eran para almacenar los vidrios allí dentro y que no dudaba en ayudar.